Cómo decirlo…

cómo contarte a ti, mujer de negro

diminuta y grande,

a ti mujer oscura,

que contrastas con el amarillo de los campos,

con los dorados cristalinos de los ríos.

 

Cómo hablar de ti, mujer de negro

que nunca te confundirás entre las coloridas flores,

que destacas entre las blancas lápidas de los camposantos

y llevas en los bolsillos de tu delantal

los panes y los lloros de los hijos del pueblo.

 

Tú, vosotras, Juanas, Marías,

bellezas curtidas por el aire y el sol.

Eráis nuestras góticas y no lo sabíais

cargadas de criaturas con lutos eternos.

Ya quedan muy pocas o yo no las veo.

Ya no quedan moños desafiando al viento.

 

Ya nadie resalta los bellos colores

con lunares negros

y mira por dónde a mí me da pena,

también alegría…

 

Cuando en el álbum viejo,

me dicen, “la abuela”,

ya sé dónde está,

es la gótica pálida de tanto llorar.

 

Y mira por dónde, a mí me da pena,

es cierta nostalgia…y también alegría,

que ahora, esté entre las flores

igual que una más.

© Begoña Iribarren

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