Aquellos tiempos y los de ahora

difieren tanto…

Fueron tiempos de oscuridad.

En la infancia,

en la juventud,

incluso en la madurez.

Nunca llegamos a comprender

por qué no podíamos hacer muchas cosas.

No había casi nada que no fuera

coto de nuestros compañeros hombres.

Del trabajo, al casarnos, nos mandaban directamente a casa.

Un día, justo cuando el régimen cambió,

conseguimos que nos reingresaran en el trabajo

del que años antes nos habían despojado.

Esto nos colmó de alegría.

Reingresadas…

en la que fue nuestra empresa.

Fuimos afortunadas.

Otras, lamentablemente,

no lo pudieron conseguir

Llegamos de nuevo al mundo laboral.

Aunque no por mucho tiempo.

Habían pasado muchos años

dedicadas a nuestras labores y

enseguida nos tocó jubilarnos.

Fue un enorme gozo poder

cerrar nuestro ciclo vital,

que además nos deparó

el acceso a una pensión

que ya no esperábamos.

Escuálida pensión. Eso sí.

Pero fue más el orgullo de jubilarnos

como trabajadoras en activo.

 

 

 

Dedicado a Lola Goitia, pintora y compañera “reingresada” de quien

tengo un grato recuerdo y conservo su regalo de una bonita marina.

 

jMGa

LECTURAS --52
VISITAS HOY 3
VISITAS TOTALES ESCRIBE LEE 6638

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *