La flor que nace en tu boca,

es esa palabra justa,

que ni sorprende, ni asusta 

y rara vez se equivoca.

Pues, conforma un universo 

de palabras, sentimientos,

que en sus sólidos cimientos,

llevan la gracia del verso.

El poeta va sufriendo 

por todo lo que percibe,

quiere expresarlo y escribe

y en sus versos, va muriendo.

Deja un rastro de intenciones 

y en cada estrofa suicida,

va desgranando su vida 

entre líneas y renglones.

Nunca un poema refleja,

en toda su dimensión,

lo que siente un corazón,

henchido en la dulce queja.

En un suspiro se aleja 

el verso que te ha inspirado,

si pierde el significado 

en una frase compleja.

Pero jamás se destruye,

si lo sientes con amor,

ganando fuerza y valor,

el poema se construye.

            ©Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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