¡Trota libre por las colinas

sin retener el viento,

ni encadenar la brisa!

¡Rueda ladera abajo

y cómete la hierba!

Entrega tu esperanza

a quien la cuide.

   ¡Recorre el vasto mundo!

¡Acaricia tu soledad!

Alimenta la dulzura

de tus pechos blancos.

Deja que el tiempo lleve

lo que no puedes conservar.

Sigue ligada a la vida,

con una nueva ilusión.

Surca el abismo del alma,

desfiladero de pena,

río de la confusión.

La rabia se alza a lo alto,

como montaña rocosa.

¡Arroja recuerdos tristes

como témpanos helados!

Las lágrimas congeladas

se derriten en el cielo,

cisnes blancos que reposan

sobre las aguas serenos.

¡Cómete los frutos rojos!

Pájaros entonarán

¡Descansarás en los brazos

de ese amor que te protege

como una perla sagrada!

¡Caminareis unidos,

en noches llenas de sol

y días llenos de estrellas!

Surcareis el mar

en una nave de plata,

entre montañas azules

Arribareis a una tierra

construiréis una casa,

una chimenea blanca.

Los pájaros en su pico

traerán ramas que arderán,

perfume de hierba buena.

Una niña crecerá

sana, hermosa. Jugará

con elfos de gorros verdes.

forrados con cascabeles.

¡Cogerás flores y frutas

en bosques de caramelo!

¡Llegará la primavera!

¡La tierra se preñará!

¡Honor a la diosa madre

que creó tanta belleza!

©Ana Francia Iturregi

Foto de Todd Diemer

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